Iñigo Urkullu anunciará este mediodía el final de la legislatura, la disolución del Parlamento y que, casi con toda probabilidad, adelanta las elecciones autonómicas al 25 de septiembre. Como muy tarde, al fin de semana siguiente, el del 2 de octubre. El lehendakari ha tomado esta decisión para evitar que la incertidumbre que atenaza la conformación de Gobierno en España y la posibilidad de que se convoquen unas terceras generales afecten al escenario político vasco. La fecha que se barajaba en un inicio era la del 23 de octubre.
Está previsto que el jefe del Ejecutivo autónomo realice este anuncio a última hora de la mañana, aunque este esquema podría variar. Ayer, su agenda oficial solo reflejaba su participación en un acto a las 11.00 horas en Bilbao para visitar el nuevo túnel de Artxanda y la estación de Matiko dentro de las obras de la Línea 3 del Metro. Sin embargo, es probable que convoque un Consejo de Gobierno extraordinario para informar de forma oficial a los miembros de su gabinete y comparezca de manera solemne en la Lehendakaritza poco antes de las dos de la tarde.
LAS CLAVES
Situación de bloqueo. Las palabras de ayer de Rajoy dibujan «el peor escenario posible», el de la máxima incertidumbre
Fecha simbólica. Una de las mayores pegas que tiene el 25-S es que el PNV no podría celebrar ese día el Alderdi Eguna
LOS PLAZOS
Dos opciones. 25 de septiembre o 2 de octubre.
Límite. Si quiere convocarlas el 25-S tiene de plazo hasta el lunes de la semana que viene, aunque está previsto que convoque hoy un Consejo de Gobierno extraordinario. Entre el anuncio y la cita con las urnas tienen que pasar 54 días.
Primera opción. Urkullu venía insistiendo hasta ahora en que las quería aproximar lo máximo a cuando se cumpliesen cuatro años de las autonómicas de 2012. Fueron el 21 de octubre.
¿Gobierno? Podría haber Ejecutivo para diciembre. En 2012, Urkullu tardó menos de dos meses en ser investido lehendakari.
Aunque también se especula con que sea el 2 de octubre, la fecha más probable es la del 25 de septiembre. Si quiere poner las urnas ese día, Urkullu tiene como límite para anunciarlo hasta el próximo lunes. Una de las mayores pegas que ofrece el 25-S es en clave interna: el PNV no podría celebrar el Alderdi Eguna, que siempre se desarrolla el último domingo de septiembre.
El lehendakari optó ayer por mantener el suspense. Asistió en el Parlamento al último pleno del periodo de sesiones. Se daba por hecho que también sería el último de la legislatura, dado que estaba previsto que el presidente vasco disolviera la Cámara a finales de agosto para llamar a las urnas en octubre, dado que tienen que pasar 54 días entre el anuncio y las elecciones.
El lehendakari llegó al Parlamento y fue abordado por los periodistas. Pero dio pocas pistas. Confirmó que estaba sumido en una «profunda» reflexión y que para tomar una decisión definitiva sería «clave» el resultado de la ronda de consultas del Rey para proponer un candidato a la presidencia del Gobierno. Preguntado sobre si pensaba celebrarlas en octubre o en septiembre, apostó por el despiste. «En otoño», se limitó a recalcar. La frase no aclaraba nada, dado que los plazos legales fijan unos márgenes muy estrechos que van desde el 25 de septiembre al 20 de noviembre. Es decir, en cualquier caso, otoño.
Sin embargo, a medida que avanzaba el día, desde Lehendakaritza se insinuaba que Urkullu podría comparecer hoy. Tampoco se confirmaba que fuese para adelantar las elecciones, pero al mismo tiempo se dejaba entrever que tendría poco sentido aparecer ahora para decir que los comicios serán en octubre.
La comparecencia a última hora de la tarde de Mariano Rajoy para asegurar que aceptaba el encargo de Felipe VI para formar Gobierno no cambió los planes de Ajuria Enea. Básicamente, porque el presidente en funciones no marcó ningún calendario concreto. De hecho, desde Lehendakaritza se recalcó que el líder del PP había dibujado «el peor escenario posible», el de la máxima incertidumbre. A última hora de ayer, el número de personas que sabían la fecha definitiva era muy reducido. El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y uno de sus máximos colaboradores en el EBB, Joseba Aurrekoetxea, aterrizan hoy en Euskadi procedentes de la convención del Partido Demócrata en Filadelfia.
El anuncio de adelanto electoral sería la culminación a una semana muy parecida a una montaña rusa. Los acontecimientos se han acelerado en los últimos días de forma notable y han hecho saltar por los aires un guión que hasta hace poco parecía bastante previsible. Desde el entorno del lehendakari se insistía en que su voluntad era acercar al máximo la cita con las urnas a que se cumpliesen justo cuatro años desde las anteriores elecciones. Estas fueron el 21 de octubre de 2012. Pero también se matizaba que ese era el escenario previsto si todo seguía dentro de la «normalidad». O lo que es lo mismo, si los partidos cerraban de forma rápida un acuerdo en el Congreso de los Diputados para que Rajoy superase la investidura.
La presidenta del PNV de Bizkaia apuesta por «diferenciarnos del ruido de Madrid»
La presidenta del Bizkai buru batzar del PNV, Itxaso Atutxa, afirmó ayer que Iñigo Urkullu buscará la fecha de las elecciones autonómicas «más beneficiosa» para los vascos y consideró que en la campaña en Euskadi tiene que haber «tranquilidad y diferenciarse del ruido que llega de Madrid».
«Lo que no puede ser es que tengamos una campaña en Euskadi en la que estemos hablando de cuál es la situación interna entre barones, baronesas y demás caudillos que tiene el PSOE y del congreso que tenga que celebrar, sobre si manda más Errejón que Iglesias y si Echenique contrata legalmente o no, o si Mariano Rajoy fuma, lee el ‘As’ y va a decidir si hay elecciones antes de septiembre o no», apuntó Atutxa.
La dirigente jeltzale recalcó que las elecciones en Euskadi «tienen que estar planteadas en nuestros términos». «Tenemos que seguir hablando de las propuestas que cada partido hace. Hay temas importantísimos que a la gente le importan, sobre todo la economía y el empleo. Si hablamos de eso, en Euskadi da igual qué fecha exacta de otoño sean las elecciones», insistió.
Por su parte, la candidata de la dirección de Podemos a la Lehendakaritza, Pili Zabala, aseguró que su partido está preparado para el adelanto electoral y que «en un asunto de semejante envergadura y que afecta a toda la ciudadanía vasca, es importante» que Urkullu, lo decida «cuanto antes».
Y ha sido justo al contrario. La sensación de bloqueo amenaza con un proceso lento, que puede alargarse hasta septiembre y en el que el PNV tiene poco que ganar. La tormenta desatada durante los últimos días a raíz de los acuerdos alcanzados por los jeltzales con el PP en el Congreso y en el Senado han sido el último ejemplo de cómo se puede enredar todo el debate político durante los próximos meses. La posibilidad de verse en mitad de la batalla entre Rajoy y Sánchez no apetecía demasiado en Sabin Etxea ni en Lehendakaritza.
Adelantarlas un mes no evita acabar salpicado, pero sí esquiva el peor escenario: uno similar al que se vivió tras el 20-D. Que Rajoy alargue su posible investidura hasta septiembre, que sea fallida, que pasen dos meses de debates y polémicas -algo a lo que obliga la legislación- y que luego tengan que pasar otros 54 días -también preceptivos por ley- hasta unas terceras generales. Serían a final de año, pero todo el otoño estaría marcado por el ‘ruido’ que llegaría de Madrid. Y Urkullu tendría serios problemas para vender su gestión.
Escenario sombrío
El primero que abrió la puerta a ese escenario fue el miércoles el portavoz del Gobierno vasco. Josu Erkoreka afirmó que el lehendakari estaba realizando una «reflexión» ante la situación de bloqueo que se vive en Madrid. Lo hacía casi al mismo tiempo que Aitor Esteban se reunía con Felipe VI. El portavoz del PNV en el Congreso dibujaba un escenario sombrío.
La opción del 25 no modifica nada el calendario legislativo. El Parlamento cerró ayer las sesiones con la aprobación de sus dos últimas leyes, la de reconocimiento de abusos policiales y la de turismo. Las que están en tramitación no se hubiesen aprobado ni alargando al máximo los plazos. Celebrar elecciones en septiembre podría permitir que el próximo Gobierno entrase en funcionamiento en diciembre.