MADRID
El surrealista momento ocurrió durante la emisión de la eucaristía del pasado jueves desde la Basílica de la Concepción de Madrid
Cuando Pedro Sánchez llegó al poder el pasado mes de junio aupado por Podemos, muchos vaticinaron la desaparición de la misa en Televisión Española. Pero nada mas lejos de la realidad, pues los creyentes pueden seguir viendo la eucaristía de los domingos cada semana en La 2. Pero en la cadena TRECE, vinculada a la Conferencia Episcopal, la retransmisión del principal rito católico se produce a diario.
El pasado jueves, los creyentes que sintonizaban con la hermana televisiva de COPE asistieron atónitos a un momento que puede ser calificado cuanto menos de esperpéntico. En un momento dado de la misa, que se ofrecía en pleno directo desde la Basílica de la Concepción de Madrid, informa el portal Vertele, un individuo irrumpió en el altar mayor y se hizo con el micrófono desde el que el sacerdote se estaba dirigiendo a la feligresía.
🔝 #LoMásLeído | Un hombre se hace con el micro en la misa del canal Trece: "Soy Luis Enrique y soy la reencarnación" (VÍDEO 🎥) https://t.co/c11YuOWIYH
— Vertele (@Vertele) 18 de noviembre de 2018
"Soy Luis Enrique", exclamó el hombre, para a continuación asegurar que era la "reencarnación" de alguien o de algo que, debido a la mala calidad del sonido, no se logra adivinar en el vídeo que circula por las redes sociales.
Mientras el cura estaba realizando las peticiones, el sujeto, que al parecer tiene sus facultades mentales mermadas, según cuenta el digital EsDiario, se colocó al lado del atril y se adueñó del micro para hablar al resto de asistentes, tal y como pudo comprobar la audiencia de TRECE.
Durante unos segundos más, el misterioso hombre siguió hablando, aunque con el micrófono cerrado es imposible descifrar el mensaje que quería trasladar a los devotos presentes -que lo miraban con estupor- y, de paso, a los espectadores que seguían la misa desde casa.
Finalmente, el sujeto bajó por su propio pie del altar y se marchó con música de fondo. En un principio, parecía que el hombre iba a ser el encargado de leer alguna oración, tal y como había hecho una mujer que había accedido al atril antes que él. Pero en cuanto tuvo la oportunidad de coger el micro, dejó a todos confusos.