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La imagen como verbo. Parte III

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Hugo Fernández Robayna para LibreDiario@Digital /Cultura / Psicología


Con más razón si hemos de imaginarnos a Sócrates y Homero sospechando que, como en la máscara de El Mago de Oz, es otro quien habla a través de su boca. No estamos allí para comprobarlo y quizá se proyectan en nosotros expectativas propias y ajenas, el deseo de creer a alguien que nunca veremos. A los que nunca oiremos.


Si no hemos visto desarrollados más amplios debates sobre el terreno de la expresión industrial gráfica –esto es, lo que podemos llamar Noveno Arte, apellidado por comic, comic-book, tebeo, tira gráfica o cualquier otra denominación que queramos usar asociada a la comunicación por viñetas- es, precisamente, más allá de la seriedad o importancia que el paradigma artístico le ha conferido, debido a la inmediatez de su propuesta, a su carácter no suficientemente valorado de ´consumo de masas´, a su naturaleza de replicabilidad, desde las propuestas más comerciales a las más underground, contraculturales o pulp.


Tan inmediato es su influjo que incluso las viñetas pueden permitirse el lujo de no ir acompañadas de texto –o ser, auténticamente falsas como el arte de Liechtenstein-, como decíamos, antes incluso de tener acceso al lenguaje escrito, en la mayoría de ocasiones dependiente del intercambio cultural/generacional. Ya la portada, su carta de presentación, pretende ser una representación, de la historia que ofrece, por derecho propio.


Superlopez



Para estudiosos de la emoción y de la conducta, como Shachter y Mandler y lo que podemos aplicar de la teoría psicológica de James-Lang con respecto al arousal o activación de la emoción, es necesaria una elaboración de dicha vivencia para que se dé una interpretación de la situación en base a un discurso narrativo; el arousal emocional ya existe previamente sin necesidad de dar una explicación exterior o interior. Esto es especialmente patente en el estudio de conductas de evitación –tanto las adaptativas como las fóbicas, que dan paso a la generalización de estímulos por semejantes, aun de forma inconsciente, también-: en gran cantidad de situación, evitamos un accidente, como por ejemplo un atropello, como conductor o peatón, antes de ser plenamente conscientes del peligro de la situación, ya que estamos ´programados´ por nuestra experiencia para evitar ciertos estímulos de manera automática, pues la preservación de nuestra integridad es más importante que adquirir un control perceptivo total de la situación: el canal narrativo/declarativo no es crucial y por ello se demuestra que la percepción puede seguir una vía neurológica más instintiva y corta. 


Otra línea de investigación, la de las neuronas-espejo, con el pionero investigador de la neurobiología Rizzolatti, da aún más énfasis al condicionamiento social o vicario, en muchos casos desde el canal visual: al percibir una conducta externa, nuestros canales neurológicos propios de la realización de la misma se activan. 


Acudiendo de nuevo al ejemplo de estímulos programados, muchos estímulos fóbicos lo son por cultura, como demuestra la baja incidencia y prevalencia de casos de fobia a los reptiles o herpetofobia en países asiáticos como Tailandia; ello se debe a que sus habitantes, desde niños, normalizan su presencia porque sus cuidadores principales reaccionan, a su vez, con normalidad –que no con temeridad-, ante ellos, aunque se trate de reptiles de gran tamaño. 


La normalización de estímulos, esto es, las asociaciones de los mismos –y combinaciones entre ellos y asociaciones a diversos contextos- y su aceptación es algo que da para un estudio más profundo por épocas, países y momentos históricos, no sólo en el mundo de la viñeta sino de la publicidad y de la propaganda. Tan poderoso es el influjo perceptivo –en nuestro caso, histórica y culturalmente, el visual- que existe a varios niveles de conciencia, como hemos dicho, antes, durante y después de la palabra. 


Conociendo, haciéndonos conscientes de su omnímoda influencia es como nos haremos más responsables de nuestra conducta y de la de otros que nos bombardean constantemente con mensajes visuales, ya en el caso de la publicidad, por ejemplo, ya en la de propaganda y en varios eventos ritualísticos y en la influencia de los no-lugares como epicentros de intercambio. En un plano menos conspiranoico, dado que no es fácil alcanzar el estadío ultra-abstracto postformal que enunciaba Piaget –y muchas veces ni siquiera el abstracto-, es interesante considerar el lenguaje visual como un puente entre la experiencia y las ideas, entre las mismas ideas entre sí, como espectador y como generador de comunicación. 


Mediante el análisis de viñetas por países, podemos analizar los elementos presentes y ausentes –en el caso del Manga ´para adultos´-, los colores más recurrentes, el estudio del paisaje humano y natural, la gestualidad de los personajes, la morfología de los distintos tipos de ellos y cómo evolucionan en los casos de series de larga duración. 


Lo interesante del lenguaje que vive a través de la viñeta es que nos demanda un nivel de participación/atención entre la literatura pura y dura y el cine, pues necesitamos de un buen aporte de imaginación para percibir la historia en el cómic como un elemento dinámico, más allá del análisis más profundo que supondría el considerar si determinada historia no estaría mejor representada con otro estilo, color y tratamiento de la imagen y de la narrativa visual. 


Y todo ello sin entrar en la disección del texto.


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Hugo Fernández Robayna


hugo.fernandez.robayna@hotmail.es, tfno. 606 618 603

Hugo Fernández Robayna

Antropólogo Social y Cultural, Psicólogo Clínico y Educativo, Docente y estudiante de Geografía e Historia,

LinkedIn: https://www.linkedin.com/in/hugo-fern%C3%A1ndez-robayna-82152b51/



Continuará...


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