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​La crisis catalana no es, en el fondo, tal cosa.

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LIBREDIARIO@DIGITAL / REDES SOCIALES @ / OPINIÓN / EDITORIAL


La crisis catalana no es, en el fondo, tal cosa. Es un experimento de alcance europeo cuya dimensión estratégica parece pasar desapercibida. 


Es, para decirlo ásperamente, un test de resistencia de materiales. Y está dirigido no solamente a los catalanes sino a los españoles y a los europeos en general. El test consiste en experimentar hasta qué punto la ciudadanía en general y las instituciones internacionales están dispuestas a tolerar y soportar una democracia autoritaria y en qué grado, no sólo en España sino en todos los países de la UE


Estamos en el extremo occidental de Europa y no en Turquía, por tanto el test no se puede realizar a la Erdogan sino a la Rajoy-Felipe. La prueba consiste en hacer una interpretación musculada de la constitución y las leyes de modo que cualquier gesto de recorte democrático pueda achacarse al respeto de la legalidad. En tiempos de crisis económica, desempleo y precariedad laboral, temor por las pensiones y demás, la prueba es pertinente: ¿hasta qué punto están los ciudadanos dispuestos a soportar una democracia no ya tutelada por militares sino asumida de buen grado mediante la justa combinación de conservadurismo social, nacionalismo español y reclamación de autoridad y mano dura? Lo que en otros países es ascenso electoral de la ultraderecha aquí es el experimento mismo de esa ultraderecha instalada en el poder ejecutivo y apoyada por el poder judicial y el legislativo (Cs pero también PSOE).


Lo interesante, digamos, del asunto es ver cómo ciudadanos españoles demócratas, legítimamente orgullosos de ser y sentirse españoles, transigen con el experimento realizado en carne viva ante sus ojos y asienten afirmando que lo que sucede son "consecuencias" de no acatar la ley, "deslealtades" y "desafios". Tanto es así que no hay ni un solo diario editado en Madrid que disienta de tal planteamiento, con lo que el cuarto poder se ha sumado a esa siniestra colusión.


Las miradas internacionales están atentas al experimento no porque sientan prevención ante lo que suceda con Cataluña sino para comprobar cual va a ser el resultado del test de materiales. Para obrar en consecuencia, como por ejemplo Macron cuando se disponga a aplicar a Francia una reforma laboral de caballo con disturbios en las calles.


La cosa no podría estar más clara, y sin embargo ahí están esos escandalizadísimos cuarentones asintiendo ante la ultraderecha gobernante y reinante por amor de la patria y la constitución. Veremos cosas graves, no sólo en Cataluña sino en toda España y en Europa. Test de materiales, recuerden.



Texto de Gabriel Jaraba, Profesor en Facultat de Ciències de la Comunicació - Universitat Autònoma de Barcelona.

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