LIBREDIARIO@DIGITAL / OPINIÓN / EDITORIAL
Pedro Sánchez, por derecho propio, es el nuevo y flamante Secretario General del Psoe. Contra todas las apuestas que daban ganadora a la representante de la oligarquía y heredera de la vieja guardia socialista, Pedro ha vuelto a dar la talla y es el depositario de la confianza de la mayoría de los militantes.
Está clarísimo que la coherencia en el discurso de Pedro ha servido para derrotar a todos aquellos que pretendían hacer, del histórico partido político español, una sucursal de la derecha española.
A partir del 22 de mayo de 2017, se abre una nueva era de la política del socialismo español. La participación de los militantes ha vuelto a poner en su sitio a un dirigente socialista que fue desposeído de su cargo y echado a la calle de la forma más vil y torticera utilizando métodos al mejor estilo franquista. El chapucero golpe de estado, en versión de José Borrell “de sargentos chusqueros”, ha durado bien poco y ahora empieza una nueva etapa, no sólo para el propio Psoe, también para la acción política a nivel nacional.
El día después acaba de empezar, los que enterraron a Pedro Sánchez ignoraban, o preferían ignorar la buena salud que gozaba.
Todo lo que ha sucedido, no cabe la menor duda, ha dejado por el camino una docena de muertos y no menos heridos. En toda asonada se producen gestos, declaraciones e incluso insultos que son imposibles de olvidar, y estas elecciones no han sido una excepción de la regla. La dimisión ipso facto del portavoz socialista en el Congreso de los Diputados no sorprendió a nadie; Antonio Hernando (alias Marco Antonio Bruto) considerado como conspirador y traidor, era, necesariamente el primero en salir del barco, prefirió hacerse el harakiri a esperar la ejecución.
Existe un antes y un después, lo dije y lo sigo diciendo, habrá que desparasitar las sedes del Partido Socialista en media España para que vuelva a ostentar con todo orgullo las siglas de obrero. No se trata de venganzas, no se trata de hacer rodar las cabezas de todos aquellos que apoyaron otras opciones, se trata de eliminar todo aquel que, acomodado entre las redes del partido, provocó y apoyó el descalabro y propició la ruptura entre todos los socialistas. ¿Qué ocurrirá con Emiliano García Page, con Chimo Puig, Javier Fernández, Guillermo Fernández Vara? ¿Qué sucederá con Felipe Gonzalez, Rubalcaba, Zapatero, Bono, e incluso con la propia Susana Díaz o Patxi Lopez?
Cuando se gana y se alcanza la poltrona unos festejan el triunfo, mientras los perdedores van directamente al “paredón”. Si, habrá un antes y un después y no solamente en la política interior del Psoe, también afectará a la política de índole nacional y de manera especial al cambio de “estilo” en la bancada del Psoe en el hemiciclo del Congreso de los Diputados.
Pactar con Podemos se antoja difícil y esa unión tan deseada de la izquierda española tardará mucho tiempo en materializarse, entre otras cosas porque no se debe olvidar que la situación por la que estamos atravesando tiene mucha parte de culpa el NO de Pablo Iglesias y su séquito aquel 4 de marzo de 2016 en la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de España.
En cuanto a la moción de censura planteada por Podemos, además de ser una boutade, es inadecuada e incluso, en estos momentos, no beneficia en nada a la unión de voluntades parlamentarias. Pablo Iglesias nos está acostumbrando a una serie de actuaciones más propias del club de la comedia que de un partido político que luche por los derechos de los españoles vulnerados por el PP.
A Pedro le queda por ganar muchas batallas y no todas contra el PP, la división de los socialistas es evidente, y ahora se trata de limpiar de escoria las cloacas del partido si no lo hace se volverá a repetir las disidencias internas favoreciendo al verdadero enemigo.
Vista larga, paso corto y mala leche, esta es la fórmula para convivir bajo el mismo techo con tus enemigos, de otra forma, si no eres capaz de regenerar tu propio hábitat poco podrás criticar el de tu contrario.
Vista larga, paso corto y mala leche, no lo olvides.
Joaquín Hernández, escritor, periodista y analista político