LIBREDIARIO@DIGITAL / OPINIÓN / EDITORIAL
Hoy los franceses asistirán al proceso electoral más importante de los últimos 72 años.
Desde el terminó de la segunda guerra mundial, el país galo no estuvo tan cerca de acabar con la filosofía gaullista de la “Europa de las Patrias”, base de lo que fue la Comunidad Económica Europea y actual Unión Europea.
El general De Gaulle, artífice de la 5ª República francesa, tenía bien claro que la unidad de las naciones que componían el continente europeo tendría que ser una realidad que debería liderar Francia. Por ese motivo se opuso a la entrada del Reino Unido en la CEE.
El problema del crecimiento de los partidos llamados de ultra derecha en la zona europea y la debacle del socialismo en el viejo continente, tiene mucho que ver con el desencanto de la mayoría de los europeos con la Unión Europea y sus políticas económicas del absurdo.
La bota alemana de la Señora Merkel con el beneplácito de Francia e Inglaterra, y la parsimonia de los gobiernos de los estados adheridos a la UE ha causado verdaderos estragos entre los europeos. Griegos, españoles, italianos, portugueses, irlandeses, franceses, la pobreza se ha incrementado en más de un 30%, y se ha pasado del Estado del bienestar, de una vida más o menos acomodaticia y con unos índices muy bajos de exclusión social a crear verdaderos guetos de miseria en las grandes ciudades europeas.
Los franceses no han sido una excepción de la regla, aun con menos rigor, la crisis creada por los buitres financieros y las soluciones impuestas por la llamada “troika”, bajo la dirección del Bundestag y la Señora Merkel, han dejado una población completamente desilusionada con lo que les habían prometido y esperaban de Bruselas. Millones de personas han pasado de ser y sentirse europeos a ser y sentirse europeos de 3ª, 4ª o 5ª categoría. Las diferencias sociales entre alemanes y portugueses o griegos, o españoles e italianos y se hace notar y mientras Alemania aparece en el vagón de lujo, los franceses han perdido la 1 clase y están intentando no perder su sillón en 2ª. La cuestión se puede simplificar en el sentido que es muy fácil pasar de un utilitario a un Mercedes, que de un Mercedes a una bicicleta.
El crecimiento del partido Frente Nacional, liderado por Marine Le Pen, era una crónica anunciada. Muchos politólogos y analistas políticos se pronunciaron, en los últimos años, sobre este hecho. El escollo para iniciar la escalada del partido ultraderechista francés hacia el Palacio del Eliseo no era otro que su propio fundador, Jean Marie Le Pen, que con sus proclamas nazistas y xenófobas alejaban a la población del voto fascista. Marine Le Pen, hija del ex presidente y fundador del partido, lo tuvo claro y se propuso cambiar la estrategia y a su vez los estatutos del Frente Nacional eliminando cualquier alusión al nazismo y a la xenofobia u homofobia, tanto es así que pasaron de la negación rotunda al matrimonio homosexual a tolerarlos y admitir como un deseo de la sociedad francesa. En cuanto a los emigrantes se suavizaron los términos y pasaron de ser “uno parásitos” a los “trabajadores útiles” es decir, siguiendo las palabras de la candidata derechista: “Francia para los franceses, el trabajo para los franceses y si sobra algo para los emigrantes”. Cuando habla de emigrantes también se refiere a los europeos afincados en el país vecino, da lo mismo sean españoles o griegos, la señora Le Pen se pasa por el forro de su falda los acuerdos de Schengen sobre el tránsito, trabajo y libre circulación de todos los europeos por lo países de la Unión.
No es raro que el “desencanto europeísta” unido los cantos de sirena de Marine Le Pen, blindando Francia contra cualquier invasión parasitaria de emigración y rechazando las políticas económicas de austeridad suicida de la UE suponga el ascenso a segunda fuerza política en la Assamblée Nationale, pero jamás ganará un partido de corte fascistoide en Francia. Otra cosa es aprender la lección y cambiar urgentemente las políticas sociales de la UE ya que de no hacerlo el brexit ingles se contagiará como una pandemia a lo largo y ancho del viejo continente.
JOAQUÍN HERNÁNDEZ, PERIODISTA, ESCRITOR, ANALISTA POLÍTICO