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Las AA.VV., devenir histórico y actualidad

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LIBREDIARIO@DIGITAL / OPINIÓN / EDITORIAL 


Fue allá por los años sesenta, y para dar respuesta de una parte a los grandes problemas que tenían todas las ciudades creadas por la falta de las más mínimas infraestructuras en los barrios dormitorios construidos en la época del desarrollismo, y de otra, la falta d democracia y libertad, cuando nacen las entonces llamadas Asociaciones de Cabezas de Familia, y hoy conocidas por Asociaciones de Vecinos.



Efectivamente, con estos presupuestos anteriores, los vecinos se unen para defenderse a sí mismos, tanto de los ataques del sistema implantado a nivel urbanísticos, social, cultural, etc. como de la falta de democracia, lo que hizo que todos los ciudadanos y ciudadanas con alguna inquietud social, política, sindical, etc. se encuadraran en este tipo de organizaciones, las únicas legalmente constituidas que pueden actuar en aquel tiempo.



Y son estas Asociaciones que van naciendo barrio a barrio, como autoorganización de los vecinos y vecinas, las que van dando respuesta a las necesidades planteadas por ellos mismos y vertebran la sociedad civil, al carecer de otro tipo de organizaciones que lo hagan.



Dicho sea de paso, una vez instaurada la democracia en nuestro país, nadie, pero, nadie de nadie, ha hecho un reconocimiento de dicho papel jugado por las Asociaciones de Vecinos, de vertebración de la sociedad civil de aquel momento, que han sido relegadas con el paso del tiempo a un segundo, tercer o cuarto plano.



Pero siendo importante introducir el tema de la manera hecha, es preferible ver la evolución que han tenido las asociaciones de vecinos desde su creación hasta el momento actual, y mucho más importante aún, al menos para el que escribe, dar unas pinceladas sobre la opinión personal y contrastada desde las estructuras organizativas actuales, del camino a recorrer y los objetivos a proponerse para continuar jugando el papel que deben desempeñar, tanto en el presente como en un futuro inmediato dichas Asociaciones de Vecinos.



Las Asociaciones de Vecinos que nacen con un marcado carácter reivindicativo, a medida que va subiendo la calidad de vida en nuestro barrios y ciudades en aspectos materiales: se van consiguiendo asfaltados, alumbrados,…en definitiva, condiciones de mayor habitabilidad, van evolucionando y adaptándose a satisfacer nuevas necesidades de los ciudadanos y ciudadanas, así como a otros menesteres de creación e nuevos valores en la sociedad y con la intención de incidir en otros campos de la cultura, inmigración, racismo, formación, solidaridad, paz, participación ciudadana, etc. Sin olvidar que continuamos velando por conseguir una mayor calidad de vida en nuestros barrios y ciudades en el terreno de urbanismo, la vivienda, las infraestructuras, los equipamientos,…



Para ello, en estos últimos tiempos hemos dedicado un gran esfuerzo, aunque nos quede trabajo por hacer, a nivel de cohesionarnos como único movimiento vecinal desde la diversidad. Somos un movimiento social muy diverso, al nacer desde los distintos barros de nuestras ciudades que parten de realidades muy distintas para tratar de confluir en una sola forma de expresar nuestras aspiraciones, de una única organización que busca dicha unificación de las asociaciones en Plataformas vecinales y estructuras más flexibles y asamblearias que las federaciones y confederaciones de este tipo.


Hemos de continuar trabajando, como hemos hecho siempre en el campo del consumo, pero al mismo tiempo existen hoy temas candentes en la sociedad que es necesario teorizar y trabajar en positivo sobre ellos y las asociaciones de vecinos han sabido desde la globalidad de su trabajo, ya que los vecinos siendo al mismo tiempo todos, cada uno tiene sus características propias según los distintos segmentos de que se compone nuestra sociedad: infancia, juventud, mujer, mayores, ecología, etc, etc.



Pero de igual manera se nos presentan nuevos campos en los que, como en otros tiempos, hemos de tratar de ser los garantes de la convivencia ciudadana en nuestras ciudades y por lo tanto nos queda que hacer una gran labor en los campos de la drogodependencia, la violencia machista, abuso a menores, la inmigración, la xenofobia, el racismo, vivienda social, etc.



De la misma manera, hemos de trabajar por democratizar la democracia: llegada la época de las Corporaciones Municipales democráticas, instituciones a las que parece ser condenarnos a entendernos en exclusiva con ellas, vemos la posibilidad de trabajar en algo que es imprescindible para el propio desarrollo y profundización de la Democracia representativa: dar los pasos oportunos para avanzar en los proyectos de participación ciudadana que de paso a una autentica democracia Participativa.



Democracia Participativa, que aunque sea desde la utopía, camine hacia la democracia directa y por lo tanto dando pasos a compartir.



Hablar de participar no es hablar de asistir, ni de colaborar, sino de compartir y cogestionar. Y por supuesto a compartir y cogestionar las decisiones y por tanto los resultados y las responsabilidades.



Y aunque el avance realizado no es para echar las campanas al vuelo, se han dado pasos en las administraciones locales, las únicas como decíamos anteriormente, al menos en la confección de reglamentos de participación ciudadana. Por tanto, hemos de continuar completando el mapa de reglamentos, pero lo más importante, velar por su cumplimiento y sobre todo por la manifestación de la voluntad política de aquellos que deben aplicarlos, los ciudadanos delegados, o sea, la clase política.



Es por tanto un trabajo que propicia el fortalecimiento de las propias Asociaciones como estructuras participativas que irradien esa idea y sean el referente, debiendo al mismo tiempo tener el apoyo de las instituciones en dicho objetivo. Y dicho apoyo no sólo desde el punto de vista económico, sino organizativo, técnico y por encima de todo, desde el punto de vista legal.




Desde dicho punto de vista legal, hemos de utilizar todas las fuerzas en conseguir de una vez por todas, nuestra representación en órganos consultivos y decisorios…Que establezca en definitiva nuestras posibilidades de participación y no quede al arbitrio de cada corporación de cada momento y, de otro lado, la propia organización de las asociaciones de vecinos con un rango constitucional propio y definido, que nos aleje del pernicioso partidismo que ha hecho mella en muchas AA.VV. desde fines de la década de los 80 hasta la actualidad. Cuestión esta, que tanta erosión ha ocasionado a este movimiento social y supone un análisis crítico y complementario al actual…


José L. Guzmán García.


Pte. AV Azorín.

Portavoz Plataforma Vecinal 29-E.


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