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Los líderes de la Unión Europea, reunidos este viernes en la cumbre de Malta, han dado el visto bueno a una nueva batería de medidas para intentar frenar la llegada de inmigrantes a través del mar Mediterráneo, que se centran en la cooperación con Libia y con los países vecinos para reducir los flujos migratorios y destruir, como señalan en una declaración conjunta, el modelo de negocio de los traficantes.
La ruta central del Mediterráneo se ha convertido en la principal vía de entrada de los inmigrantes irregulares en la Unión Europea, con 181.000 personas llegadas a territorio europeo en 2016, en su mayor parte a través de Italia.
Cerca del 90 % de esos inmigrantes, la mayoría económicos y a los que no se les concede el derecho al asilo, salieron desde Libia, donde la inestable situación política y económica favorece la actuación de las mafias de traficantes.