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El político honrado

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El Bar de Pepe


Como en el famoso libro de Enrique Jardiel Poncela ¿hubo alguna vez 11.000 vírgenes?, nos podíamos preguntar: ¿hubo alguna vez un político honrado?


Según parece lo hubo, aunque nos parezca inaudito dicen que hubo una vez…


Erase una vez un maestro al que todo el barrio admiraba y quería.


El hombre se ofrecía para ayudar en todo, dando consejos a los padres para educar a sus hijos, para hacerlos hombres de bien. Don Pablo, que así se llamaba, vivía dedicado a la enseñanza, le gustaba su profesión y desde luego las tertulias en el Bar de Pepe donde discutía profundamente sobre el devenir de la España democrática.


Don Pablo mascullaba en arameo y se ciscaba en todo lo que, según él, era una falta de moral tan increíble que parecía inadmisible para una sociedad moderna y ordenada. Las noticias de las sucesivas y continuas corrupciones de los políticos de todo signo y color le cabreaban hasta tal punto que más de uno temíamos que le podría dar un infarto.


El cambio de Instituto hizo que perdiéramos la pista de Don Pablo hasta que en las elecciones Autonómicas y municipales apareció de nuevo su imagen esta vez en un cartel de publicidad electoral del PP. El asombro entre los parroquianos del Bar de Pepe fue mayúsculo, nadie habría podido imaginar al honrado de Don Pablo sentado en la mesa del “banquete político”, preparado para coger un suculento bocado el menú que le pusieran a su disposición.


El “virus” de la corrupción es muy contagioso, así que cuando comenzó su andadura como Concejal de Cultura y Deportes del Ayuntamiento de Castañar del Pinar, un importante municipio de la comarca del bajo Duero, una Editorial le entregó un sobre conteniendo 2.000 euros como “donativo anónimo” para la obra cultural, otra para no ser menos le envió a su domicilio un ordenador portátil con toda clase de accesorios informáticos, así mismo una empresa de ropa deportiva le invitó a que visitara sus instalaciones y le obsequiaron con toda clase de atenciones al nuevo y flamante Concejal y su familia.


A todas estas se acababa conocer la imputación del Concejal de de urbanismo y medio ambiente por un “supuesto delito” de prevaricación y cohecho. Don Pablo, que al principio no observo nada ilegal en aceptar el portátil, el sobre con dinero para “obras socioculturales del municipio” y los chándal para toda su familia al objeto que verificara por sí mismo la calidad de los productos deportivos, no dudó en defender la honestidad de su colega y en varias declaraciones a periódicos, radio y tv del lugar dejó bien sentado que “ponía las manos en el fuego por la honestidad de su compañero de partido y asiento en el Ayuntamiento de Castañar del Pinar con la seguridad de no quemarse”. Con tanta rotundidad defendió al corrupto y mamoncete concejal de Urbanismo y de tal forma que los “corruptores” creyeron tener un “perfecto aliado para sus fechorías” en la figura del ex maestro honesto y honrado a carta cabal.


Don Pablo ha hecho carrera en la política y ahora se sienta en un sillón de la casa de los leones, del Parlamento Español, donde se mira su sebosa barriga y la pelusa de su ombligo, presumiendo de ser “el político más honrado y honesto entre todos los políticos honrados y honestos que haberlos los hay en el país”. Ya no se acerca a las tertulias del Bar de Pepe, ahora prefiere las tertulias del Hotel Palace en Madrid donde se reúne con la “flor y nata” del empresariado español.


Don Pablo presume de ser “intocable e incorruptible” al igual que presume Mariano Rajoy y la Sra. de Cospedal, o Ana Matos, o presumía Julián Muñoz o el propio Bárcenas o el indecente del “Sr.” Rato.


Las encuestas nos indican hasta qué punto está harto, indignado y hastiado el pueblo con la política; más del 85% se pronuncia como indiferente a la clase de esa casta política y cree que todos sin excepción son delincuente de cuello blanco y dinero negro. ¿Existe una docena de políticos honestos y honrados?


Por Joaquín Hernández

Libre@Diario