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Venezuela: La culpa fue de Chavez

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El bar de Pepe


En más de una ocasión he sido criticado, incluso amigos venezolanos me han retirado su amistad por mi reiterada defensa a la revolución propiciada por Hugo Rafael Chavez Frías, en paz descanse su alma.


Siento pena por mi octava isla, mucha pena por las noticias, por los sucesos que ocurren en el país más rico de América del Sur. Todo parece indicar que el pueblo está dividido, partido, rajado y separado en dos partes.


Chavez se equivocó y quien no quiera reconocerlo está haciendo un flaco favor a su país.


El Presidente Maduro, sin que sirva de chiste, está inmaduro para llevar las riendas del país más influyente de los países sudamericanos.


Siento vergüenza cuando observo cómo se dilapida la “herencia” del Comandante Chavez en manos de un imberbe que produce hilaridad al oír expresarse cuando culpa a Spiderman de la violencia en Venezuela, cuando dice que aparece el rostro de Chavez en los túneles de la línea 5 del metro de Caracas o cuando confunde panes con penes. Pero hasta aquí podríamos decir que se trata de un tipo cachondo, jovial e incluso bromista a no ser por el drama que representa contemplar un país cuya inflación ha aumentado un 10.000%, totalmente desabastecido de los más esenciales productos de todo tipo, incluida la alimentación, donde se hacen colas de más de 4 horas para poder comprar un dentífrico o unos rollos de papel higiénico. Los 35.000 asesinatos que se cometen al año, de los que 17.000 son provocados por las fuerzas de seguridad del Estado, suponen una lacra que marca al país como uno de los más violentos del mundo, la inseguridad en cifras es espeluznante; 90 muertes diarias son muchos muertos para una sociedad harta de aguantar que su vida y propiedades estén a merced de unos delincuentes que parecen protegidos `por una justicia que mira hacia otro lado.


Los secuestros, atracos, robos con máxima violencia dejan, día a día, miles de hogares destrozados. La idiotez del primer mandatario de Venezuela culpando a un héroe de comic de tanta desgracia y miseria se hace de una crueldad que en boca de quien lo dice más parece el jefe de una banda de malhechores que la del Presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela.

Y siento rabia incontenible al ver como se desploma la labor que el Comandante inició. Con casi 30 millones de habitantes y una pirámide de población con un buen porcentaje de juventud, el país tenía ante sí un futuro prometedor, los datos eran esclarecedores; con referencia al año 1999 el paro había disminuido en el 2012 de un 24% a 9%, estando al mismo nivel el paro masculino con el femenino. La educación, sector clave en cualquier sociedad que se precie, estaba aumentado en dotación económica, becas, movilidad, acondicionamientos de colegios e institutos públicos. La universidad, con los mejores catedráticos y profesores, empezaba a ser pretendida por numerosos estudiantes del continente y del Caribe, donde prima la vocación en lugar del empollón de turno, nuevas carreras y especialidades adaptadas a la coyuntura de un mundo cada vez más tecnológico.


El problema de la pobreza endémica en el país, en los años 1999 y anteriores, situaba a Venezuela con una de las tasas más altas de personas bajo el umbral de la pobreza, más de un 67% de la población se encontraba en esa situación, en el año 2012 apenas llegaba al 24% los niveles de pobreza, de la cual el 20% están bajo el umbral de la pobreza y sólo un 4% en lo que damos por llamar, en la Unión Europea, pobreza severa.


En materia de vivienda la evolución fue totalmente espectacular. Más de 800 mil viviendas sociales construidas, modernas y acondicionadas con todo lo necesario para una vida digna, eliminando el chabolismo, y cuidando al máximo el entorno y el medio ambiente; con un coste mínimo al ser el propio Gobierno Revolucionario Bolivariano el promotor y constructor, eliminando intermediarios y constructores a los que solo importa el beneficio, la ganancia a cualquier precio.


La sanidad y la inseguridad ciudadana eran los grandes temas pendientes de acometer por Chavez, la muerte llegó primero.

Siento rabia, pena y vergüenza al contemplar cómo se coartan las libertades ciudadanas, los derechos fundamentales que ofrece la Constitución a la libertad de opinión y expresión, se asesina a manifestantes que su delito no es otro que mostrar su rechazo a una política absurda e ineficaz.


Cualquier alternativa al Presidente Maduro, sea Juan Guaidó u otro será bienvenida.


El peor legado del mal llamado “chavismo” se llama Nicólas Maduro.


Por Joaquín Hernández

Libre@Diario