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Caos en las carreteras tinerfeñas: ladrones de vida

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Libre


CARRETERASCANARIAS


Más de dos horas para llegar de La Guancha a Santa Cruz, una hora y media para acceder a la capital desde Los Realejos o casi una hora para hacerlo desde Tacoronte, por ejemplo. Son cifras de auténtica locura, tiempo que los responsables políticos de esta isla nos están robando.


Los dirigentes de esta isla son ladrones de vida. Ese tiempo es nuestro y ya nadie nos lo va a devolver. Ya no se conforman con robar del erario público cuando pueden, ahora también nos quitan vida. Están jugando con nuestro tiempo, están hurtándonos momentos vitales que ya nunca recuperaremos.


¿Se imagina usted que en vez de estar sentado al volante de su coche a la altura de Guamasa, pudiera disfrutar del desayuno con sus hijos? ¿O que en vez de estar atrapado en un atasco en la rotonda del Padre Anchieta, pudiera aprovechar ese tiempo para ir al gimnasio? Pues eso sería posible si en esta isla no existiera un auténtico caos en las carreteras.


Pues bien, todo esto tiene una solución y se llama PLANIFICACIÓN. Una acción que nuestros políticos desconocen u omiten, intencionadamente o no, pero que nos ha llevado al auténtico desastre que es el transporte y la movilidad en nuestra isla.


Y cuando hablamos de planificación, hablamos de sentarse y trazar el modelo que queremos para nuestra isla. Se trata de definir qué isla queremos en todos los sentidos. Cómo la vamos a organizar, cómo serán los núcleos de población, donde se va a asentar esa población, cuánta gente cabe y de qué manera.


Se debe también reflexionar sobre cómo se va a mover la gente de un lugar a otro; cómo nos vamos a desplazar si los núcleos de población están a una distancia determinada de los centros de trabajo. Hay que pensar si necesitamos transporte guiado o por carretera, si vamos a fomentar el uso del transporte público o privado.


Yo lo tengo claro: hace falta un sistema de transporte público que incorpore más de un medio (guagua, trenes, tranvía…) pero que se trace con coherencia y perfectamente coordinado entre sí. Hacen falta también precios acordes con las distancias y las necesidades. Y no, no son necesarias medidas “REVOLUCIONARIAS”, hace falta sencillamente sentido común, ese que tanto ha brillado por su ausencia en las últimas legislaturas.


Además, en Tenerife ha imperado estos últimos años la ley del ladrillo. El todo vale en materia urbanística, el cualquier lugar es bueno para construir que ya te llevo yo la carretera hasta allí. Planes de Ordenación Urbanística (cuando los hay) auténticamente caóticos, sin sentido ni orden para hacer racional el día a día.


Y si ya nos vamos a las administraciones supramunicipales, es decir, Cabildo y Gobierno de Canarias, el despropósito es mayúsculo. Se debería haber dibujado la idea de isla que necesitamos, una isla sostenible, fácil, coherente… Tenerife lo tiene todo para ser un lugar perfectamente planificado a nivel territorial. Un tamaño adecuado, espacios naturales bien definidos, núcleos de población históricos perfectamente asentados… y, sin embargo, se ha permitido la expansión irracional y desmedida en un territorio que, aun teniéndolo todo, obviamente es frágil.


Pues bien, a usted, querido lector, le digo: aproveche ese tiempo que cada mañana le roban en esas carreteras caóticas de Tenerife para pensar, reflexionar y meditar muy detenidamente su voto en las próximas elecciones de 2019. Y no digo más…




Por Fernando Ruiz Pérez


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Periodista y analista político


Libre@Diario