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El ombligo de los españoles

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Ombligo


EL BAR DE PEPE

EL OMBLIGO DE LOS ESPAÑOLES


El bochornoso esperpento kafkiano, la escopeta nacional de Berlanga, la estupidez cretina y mentecata de los españoles parece no tener limite.


Nos olvidamos de lo esencial, de lo importante, de lo vital, para regodearnos como marranos en el lodo, con las historietas que nos quieren contar para que sigamos mirando la pelusilla de nuestro asqueroso ombligo.


El caso es soslayar lo que nos interesa para pasar a lo inútil, a lo que realmente carece de valor o tiene poco valor para los derechos fundamentales de lo ciudadanos.


El tema de los máster ha llegado a protagonizar, durante días, semanas y meses, la atención pública y política. Ya no nos interesa las comisiones del Rey emérito, ni sus concubinas, nos ha dejado de interesar el caso Bárcenas, el bigotes o su madre, el ERE andaluz. Parece que nos importa bien poco la subida de los sueldos, la anulación de la ley de la reforma laboral de Rajoy, la ley mordaza, el blindaje de las pensiones y la subida del IPC a las mismas.


Nos dejamos manipular, embobar, atontar con cantos de sirenas, con chorradas supinas que para nada sirven y que en nada dignifica la casta política que nos rodea.


La señora Cifuentes no dimitió por el máster comprado, que no regalado, a la Universidad Juan Carlos I, dimitió por cleptómana, por su afición a lo ajeno que le obligó a dejar su poltrona en la presidencia de la Comunidad madrileña. Dimitió porque apareció de la “nada” un video que delataba su chanchullo choricero en una superficie comercial de Madrid, “documental” que, según se dice, se rumorea y se comenta, fue puesto a disposición de los medios por el propio PP, o lo que es lo mismo, por las cloacas del Gobierno de Rajoy.


¿A quien carajo le interesa si Pablo Casado estudió y aprobó con suficientes, notables, sobresalientes o matricula de honor su carrera? ¿A quien le puede importar si el máster que realizó en la misma universidad de la señora Cifuentes, fue regalado por su cara bonita, por presiones del PP o porque pagó los 6, 10 ó 15.000 euros al contado y además invitó a una mariscada al Rector Magnifico de la Universidad Juan Carlos I?


En todo caso estudiar una carrera universitaria, obtener uno o una docena de máster y ser un alumno cum lauden, no es de obligado cumplimiento para ser candidato a la presidencia del gobierno y menos para sentarse en el escaño del hemiciclo del Parlamento español.


El señor Huertas, primer ministro dimitido no obligado, lo hizo por un “supuesto” fraude fiscal cometido hace más de 10 años y cuando estaba legalizada la tributación fiscal a través de sociedades para ahorrarse un montón de pasta gansa. El ministro de cultura y deportes explicó el tema y como regularizó con la Hacienda, abonando la multa, el 20% de demora y la diferencia de su impuesto societario con el del Impuesto de Rendimiento de Trabajo Personal.


Este asunto, en otro país, no creo que hubiera acabado con la vida política del contribuyente, es más estoy seguro que más de unos cuantos españoles lo han hecho y lo siguen haciendo, lo único que ocurre es que no son ministros del Psoe.


Con respecto a la ministra de Sanidad y otras cosas, el puteo ha sido aun mayor. Lo explicó todo con una claridad meridiana, no sirvió de nada, dimitió más por vergüenza ajena que por sus propias culpas.


Porque si es un “delito” aceptar una titulación que te la “regalan” previo pago de su coste, deberían entalegar a los catedráticos, profesores de la universidad que los “vende”.


Ahora el tema, como era de prever, le llega a Pedro Sánchez, con una tesis doctoral que realizó hace tropecientos años y que según dicen las lenguas viperinas del PP y Cs, copió groseramente.


Mientras esta comedia de los idiotas, este baile de los imbéciles continua, nosotros sin mirar más allá de nuestras narices, nos seguimos preguntando: ¿Cuando llegará el día en que nuestros políticos piensen con la cabeza en solucionar nuestros problemas, que son muchos y muy complicados?


Queridos lectores y lectoras, necesitamos políticos honestos, trabajadores que piensen que son servidores públicos y que están donde están para solucionar problemas no para crearlos.


No necesitamos premios nobel en la Moncloa, tampoco mentes privilegiadas en el Parlamento, nos conformamos que Consejos de Ministros de lo viernes no sea la noticia estrella la dimisión de un ministro por su “currículum”, y que las noticias sean acabar con el desempleo y una sanidad y educación publica y eficaz.



por Joaquín Hernández, periodista y analista político

Libre@Diario