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En defensa propia

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LIBREDIARIO@DIGITAL / OPINIÓN / EDITORIAL


En 2015, unos asaltantes entraron en el domicilio de unos ancianos. En la casa estaba Jacinto, de 80 años, su mujer de 69, y su cuñada de 64. Los ladrones portaban una pistola —que posteriormente resultó ser falsa— y un formón. Agredieron a Jacinto y a su mujer y los amenazaron con matarlos si no les entregaba el dinero. La mujer de Jacinto sufrió varios hematomas y heridas. Durante el asalto, Jacinto simuló ir a por el dinero que guardaba en un armario, pero logró agarrar una pistola que tenía escondida —no tenía permiso de armas— y disparó dos veces. Uno de esos disparos alcanzó a uno de los ladrones, lo que provocó su muerte. Esta semana hemos conocido la sentencia. Condenado a dos años y medio de cárcel y a abonar 20 000 euros a la madre del finado en concepto de indemnización.


La sentencia considera probado que Jacinto sufrió un atraco y peligraba su vida, por lo que aplicaron la eximente incompleta de legítima defensa. Imagino que por eso la condena es tan liviana. La acusación particular solicitaba diez años de cárcel y 70 000 euros de indemnización. Asegura la sentencia que el acusado podía haber utilizado otras alternativas igualmente efectivas para salvaguardar su integridad física y la de su esposa evitando la muerte del fallecido. Tuvo suerte el bueno de Jacinto. Su señoría se ha apiadado de él y deja en suspenso la tenencia ilícita de armas bajo el compromiso que no delinca más.Como ven, todo es un despropósito.


Creo que todos hemos aprendido la lección. A partir de ahora, si nos atracan en casa, debemos servirles un aperitivo y facilitar a los ladrones nuestro dinero. Si por un casual resultamos heridos, no debemos denunciar, puesto que podríamos ser condenados por golpear de manera insistente los objetos contundentes que portaran los asaltantes. Lo grave es que el mensaje que se envía a la sociedad es que los malos están más protegidos que los buenos. Que vivimos en un sistema jurídico excesivamente garantista, en el que una víctima debe indemnizar al verdugo. Y da carta blanca a los hampones. Es evidente que hay otras alternativas a matar a un hombre. Nadie en su sano juicio desea la muerte de otro, pero esto es una locura. Vivimos en una sociedad corrupta. No sé porqué, pero estoy convencido de que el gobierno indultará antes a un político corrupto que a Jacinto. Como siempre, soltaremos a Barrabás.



Piensen.

Sean buenos.




Diego Gafo

Libre@Diario