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Pensando en Santa Cruz: Un saneamiento democrático urgente

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Eloy


Hace unos días supimos que la ciudad de Santa Cruz de Tenerife está considerada la tercera capital más sucia del país, triste honor el que nos toca como santacruceros. Hay que limpiar la ciudad, algo que no se presume tan complicado, sobre todo ahora, en elecciones, de seguro van a aparecer unas cuantas propuestas que proyectan terminar con la suciedad: una nueva contrata, una empresa más solvente, más empleados, nuevos equipos, mejores protocolos. Y ya puestos yo también quiero hacer mi propuesta de saneamiento para la ciudad en estas elecciones, con algunos matices no obstante, porque en nuestro caso se trata de sanear la democracia local, limpiando los procesos que reparten buena parte del presupuesto municipal, a través de licitaciones públicas, contratos y subvenciones de diversa índole. Algunos ya sabrán a lo que me refiero, se trata de hacer algo con las redes clientelares -una forma de corrupción política- que tanto daño hacen a nuestras defectuosas democracias. 


En este punto, nadie se sorprende cuando afirmamos que la corrupción política es una de las lacras más graves de nuestra democracia reciente en España (segunda preocupación de los españoles según el último barómetro del CIS), y también, como no, lo es en Canarias, en sus islas y en sus municipios. Entre las diferentes formas de corrupción política que sufrimos los ciudadanos, una bastante extendida es la que se desarrolla a través de las conocidas como “redes clientelares” o “clientelismo político”. Esta práctica consiste en un intercambio extraoficial de favores entre políticos y ciudadanos, mediante el cual los titulares de cargos públicos regulan de una determinada manera la concesión de prestaciones y servicios derivados de su función pública o de contactos relacionados con ella, y a cambio reciben apoyos electorales o de otra índole en determinados momentos. Con esta realidad subyacente, en cada proceso electoral los partidos que gobiernan suelen contar con un número de votos cautivos con los que parten de antemano, unos votos con los que en teoría no cuentan los partidos o agrupaciones de electores que no ostentan cargos públicos, viciando de esta manera cualquier proceso electoral.

Y bueno, no lo he dicho en los párrafos precedentes, lo digo ahora: voy de candidato número 1 a las Locales de Santa Cruz por el partido Por un Mundo más Justo (PUM+J), y en la medida en que los santacruceros y santacruceras quieran y nos otorguen representación, vamos a luchar por acabar con los perniciosos efectos que para la democracia tienen las redes clientelares, trabajando, básicamente en cuatro frentes de acción.

En los Cargos de Confianza, por ejemplo, fiscalizaremos y promoveremos la contratación de personal para que mayoritariamente respondan a criterios objetivos de interés general y vengan avalados por un curriculum acorde al puesto que se requiere (funcionarios de carrera), en detrimento de los asesores y otros cargos de confianza elegidos a dedo y el personal laboral en sus distintas versiones, auténtica bicoca para meter a amigos y devolver favores.

En la Contratación Pública, cuestión muy importante, fiscalizaremos (auditorías públicas) y promoveremos el Concurso y la Publicidad en las Licitaciones Públicas de obras y servicios independientemente de su cuantía, siempre que sea posible, en detrimento de los contratos menores (por valor estimado inferior a 40.000 euros, cuando se trate de contratos de obras, o a 15.000 euros cuando se trate de contratos de suministro o de servicios, según la Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos del Sector Público.) ejecutados de manera abusiva y habitualmente a dedo en muchas administraciones locales, casi siempre sin concurso y en ocasiones muy faltos de transparencia y justificación.

En el personal que contratan las empresas prestatarias de Servicios Públicos, promoviendo la inclusión de cláusulas en los pliegos de condiciones que garanticen que las personas que acceden a los puestos de trabajo requeridos, lo hagan en base a criterios de méritos objetivos o de interés general (cláusulas sociales), y en ningún modo vengan recomendadas por ningún partido o político de ningún signo, y mucho menos por miembros del ejecutivo o afines. ¿Quién no recuerda la llamada del Presidente Rivero (CC) al Alcalde Reverón (CC) para pedirle que colocara a una sobrina suya?

Y en las subvenciones al Tercer Sector, que tanto han dado que hablar por lo negativo en la ciudad de Santa Cruz en los últimos años, fiscalizando y promoviendo que las ayudas públicas a ONG, asociaciones y otras entidades similares respondan a criterios de equidad, transparencia e interés general, y no al vínculo mayor o menor que estas entidades tengan con determinados políticos, partidos o miembros del ejecutivo.

Cierto, este tipo de saneamiento es más complicado de llevar a la práctica que el otro del que hablábamos al inicio del artículo, más que nada porque en este caso el detergente que se usa para limpiar no lo venden en las tiendas, tiene que ver con la honestidad, con la valentía, con la justicia y otro tipo de valores, que se tienen o no se tienen, pero no se compran. En cualquier caso, vamos a intentarlo, y por delante va nuestra propuesta.


Eloy Cuadra,

guardia civil, escritor, activista social y candidato a la Alcaldía de Santa Cruz de Tenerife por el partido Por un Mundo más Justo (PUM+J).

Libre@Diario