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Tenemos que cambiar el chip

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Francisco Toledo


Tenemos que cambiar el chip


Imaginemos por un momento que hiciéramos desaparecer a los representantes de los partidos políticos de las instituciones públicas como: Ayuntamientos, Cabildos, diputaciones... y se encomendara su gestión a un “Consejo de personas relevantes de los propios municipios”. ¿Lo ven factible? Estoy seguro que “La Casta” no lo permitiría.


No hace mucho estuve charlando con una persona honesta, hombre extraordinario, cabal, amigo excepcional, que me dio las pautas para poder elaborar el presente escrito. Reflexión interesante que hace aflorar sentimientos de decepción con lo que está sucediendo en política. Su preocupación es el sentir de muchos de los amigos con los que solemos quedar para pasar un rato y conversar. A quien le pueda interesar: En el grupo puedes encontrar afiliados y simpatizantes de todos los colores políticos.


Bien, desvelado el motivo de esta reflexión de hoy, quiero dedicarlo a mi querido amigo Ángel, por haber sido quien lo propició. (Para preservar su intimidad, omito sus apellidos).


Como digo, la conversación se centró en temas de actualidad y coincidíamos en el desencanto que había sufrido con los políticos y la política. Es curioso, porque aquellos amigos que habían probado adentrarse en ese mundo tenebroso, coincidían. Reconocían abiertamente que ya no votaban por las siglas que creían afines sus ideales, votaban por aquellas personas con perfiles serios y honestos.


Insistían en que una de sus principales preocupaciones era que los políticos estuvieran mucho tiempo en activo. Aseguraban que transformaban a las personas y propiciaban que aparecieran los compromisos y las corruptelas. Por tanto, no querían ser representados por malandrines de cuello almidonado ni por dogmáticos con flores en el ojal.


Sin perder detalle de lo que me decía mi amigo, le recuerdo un dicho muy famoso y acertado: ¡Pueblo pequeño, Infierno inmenso!


Considero muy interesante y coincido con él cuando dice: Hay que ir con mucho cuidado si quieres expresar tus sentimientos e inquietudes. Tienes que evitar acciones o gestos, que puedan interpretarse como interferencias en las obligaciones que tienen encomendadas los responsables políticos.


Ante la incompetencia y los celos de algunos, viene la inoperancia y la parálisis de las instituciones. Aunque solo sea por intentar hacer o mejorar algo, te puede acarrear muchos inconvenientes. Lo peor de todo es cuando llegan a considerarte “el enemigo” y sólo, por intentar aportar algo desinteresadamente a tu comunidad.


Al no estar identificado con un color político, te van a considerar un posible oponente con intereses ocultos. Por tanto, no les extrañe que su contestación sea: “Dejen que las autoridades responsables se ocupen de esos asuntos”. Hacer, no van hacer nada, pero pasado un tiempo se apropiarán de la idea y las harán propias.


¿Culpables de tanta mezquindad?, los propios partidos. Cuando hay escasez de ideas convierten a sus organizaciones en “Agencias de Empleo Temporal”, eso sí, para sus pega carteles y abraza farolas con filiación. Acapararán para los suyos, todas las partidas que logren conseguir por “Convenios”. ¿O no es verdad?


A nadie se le oculta que si las iniciativas no van de la mano de quienes ostentan el poder, las propuestas no prosperarán. Una pena, porque todo se lleva a lo personal haciendo valer los intereses propios y la soberbia de saberse con el poder.


Olvidan que han sido puestos de forma temporal en esas responsabilidades y cuya única obligación es la de bien gestionar en beneficio de los ciudadanos.


Tampoco se entiende ese desprecio que hay desde “Los Grupos de Gobierno” con los miembros de la oposición. No hay que olvidar que a esa “Oposición”, también la han elegido los ciudadanos.


Como bien decía anteriormente, cuando tratamos de hacer ver determinadas irregularidades o la conveniencia de modificar o mejorar algo, hemos de entender que no se trata de caprichos absurdos, son cuestiones que facilitarían la vida al ciudadano en su día a día.


Me preocupa pensar que puedes tener la solución a determinados problemas de tu barrio, de tu municipio o de tu ciudad, y no puedas intervenir para tratar de dar solución en la medida de tus posibilidades. Es inconcebible que viviendo en “un Estado Democrático del  siglo XXI”, no puedas participar de manera activa en las decisiones que afectan a los ciudadanos.


Buenos sí, tenemos algunos municipios que con la boca pequeña y restringiendo la participación, te permiten abrir la boca para decir ¡epa!


Me viene a la memoria cuando nos pusieron en los labios aquél caramelo llamado “Agenda 21 Local”. ¿Se acuerdan? La Agenda 21 era un plan de acción propuesto por la ONU, para conseguir entre todos un desarrollo más sostenible para el Siglo XXI. Su finalidad era la de ayudar al desarrollo municipal sostenible con la participación de todos para intentar lograr un mayor bienestar para la comunidad. ¡Tararí que te vi!


Es lo que hay, es cuestión de intentar replantear todo este sistema partidista que dominan unos pocos y que hemos de soportar la gran mayoría.


¿Por dónde empezar?

¡He ahí la cuestión!

Así lo veo

Libre@Diario