¡Por favor! Más respeto

¡Por favor! Más respeto.

Cada día es mayor mi decepción y lo que es peor, me preocupan esos que se autoproclaman demócratas progresistas y que desprecian otras opciones. Me podrán llamar lo que quieran, pero lo que no estoy dispuesto a consentir, es que crean que son dueños de la única verdad. No señores, no se confunda. Podrán tener el poder, pero no la razón.

Intentan confundir a la gente con esa maquinaria poderosa bien engrasada de parir mentiras, descalificaciones y sembrando dudas. No vale todo en política. Pienso que va siendo hora de despojarnos de ciertos complejos y de plantar cara a tanto descarado sinvergüenza.

Vamos a ver señores, es un ruego muy personal: Les pido encarecidamente que dejen de una puñetera vez de insultar a nuestra inteligencia. ¡Ya está bien, joder!

No lo hagan más difícil, no lo ensucien más, o como dicen por mí tierra: ¡No la caguen más! A esos indignos representantes públicos, demagogos, incultos, catetos oportunistas, por favor, tengan un mínimo de dignidad y mándense a mudar. ¡Coño, que ya está bien!

Como pueden comprobar, es tanta mi indignación que no me puedo contener. Veamos:

Después de la debacle en “Las Elecciones Andaluzas” para determinadas siglas, el panorama político se ha enrarecido tanto, que se han perdido las formas y el respeto entre adversarios. ¿Falta de clase, cultura política o vergüenza? En fin...

Antes de continuar, sí que me gustaría dejar claro una cosa: No me gustan los farfulleros, ni los exaltados. Quiero decir que los extremos no me gustan nada. ¿Queda claro?

Lamentablemente esos que tanto presumen de respetar “El Juego Democrático” y de ponerse ante la opinión pública como ejemplos del buen hacer, están demostrando su poca clase y por tanto, les vendría bien una cura de humildad por largo tiempo. Digo: “A los unos y a los otros”.

Al parecer la falta de honestidad y la escasa capacidad para admitir sus fracasos, no les permite hacer una autocrítica de los muchos errores cometidos. Una pena, no se dan cuenta que las persona están de paso, olvidando el perjuicio que causan a “Las Siglas” que los han amparado.

Es increíble, ahora, tratan de justificarse con que viene “El Lobo”, que viene “El Lobo”. No señores, al “Lobo”, lo han metido ustedes en el corral con sus formas de proceder. Es más, hasta les conviene tener al “Lobo” algún tiempo, porque si no, ¿cuál sería su discurso? Por favor, ya está bien, sean realistas.

Hay que ser coherentes. Algunos por no tener, no tienen ni vergüenza. No son dignos de representar a las siglas que representan y menos, a los ciudadanos que les dieron su confianza. ¿Se han preguntado por qué algunos partidos están perdiendo afiliados? La falta de honestidad y la mucha soberbia, están provocando unas reacciones de desesperación y revanchismo. A eso, la gente empieza a tenerle miedo.

Muchos repiten hasta la saciedad “Diálogo y Consenso”. Como podemos ver, están echando toda la carne en el asador para intentar conseguir sus objetivos, permanecer en el poder cueste lo que cueste. Muchos pensamos que donde hay tanta desesperación y demasiadas ambiciones, no se puede pensar con claridad ni obrar con sensatez.

Es curioso ver como esas fuerzas que se autoproclaman de progreso y oportunistas, ¡perdón!, progresistas, no se cansan de lanzar sus discursos cansinos. ¿Propaganda de crisis?.

Permítanme que les cuente una anécdota: Me considero muy honrado, haber podido asistir como un “adorno floral” a una comida de confraternidad ideológica, siendo muy jovencito. Como digo, allí, conocí a una persona extraordinaria, al “Viejo Profesor”. Quienes allí estuvieron podrán confirmaran lo que les digo. A este “político excepcional”, le preocupaba que los servidores públicos no fueran transparentes, honrados, decía que los políticos debería ser el puro ejemplo de la honestidad. Le incomodaba muchísimos la mediocridad y los caraduras oportunistas.

Pues bien, no es justo que algunos traten a los ciudadanos como a pobres borregos imbéciles, lo prioritario para ellos son sus propios intereses y el de sus partidos.

Demonizan a las nuevas opciones políticas porque dicen que recuerdan etapas oscuras de nuestro país. Hasta puedo estar de acuerdo con esa opinión, pero no hay que olvidar que esas fuerzas políticas ha concurrido a unas “elecciones, limpias y democráticas”, amparados por la Constitución. Por tanto, no faltemos el respeto a esos muchos ciudadanos que decidieron dar el voto a esas otras opciones.

Sin embargo, vemos como esos mismos actores a los que no les gusta la nueva película que ellos han titulado: “Qué viene El Lobo”, son los mismos actores de ese otro largometraje de terror que lleva por título: “Brindemos la mano a terroristas asesinos y a quienes quieren romper el país”. A las pruebas me remito…

Al final, es cuestión de coherencia y honestidad señores. Insisto, dejen de tomarnos por tontos, que como Vds. dicen cuando les conviene, estamos ante un pueblo maduro e inteligente. Con esta última afirmación, no estoy del todo de acuerdo, pero… Todos coincidimos en afirmar que lo que hace falta en este país, es una renovación de personas y una urgente regeneración de valores democráticos. Pongámonos a ello, saldremos todos ganado.

Así lo veo. Feliz Año Nuevo.

Francisco Toledo Martín