SANTA CRUZ DE TENERIFE/ La Junta Directiva del Círculo de Bellas Artes de Tenerife ha manifestado públicamente su rechazo a la propuesta de declarar Bien de Interés Cultural (BIC) la escultura El Ángel de la Paz, realizada en 1966 por el escultor Juan de Ávalos. La obra forma parte de un conjunto monumental históricamente asociado a la exaltación del dictador Francisco Franco, motivo por el cual la entidad considera que no debe recibir dicha protección patrimonial.
Según la declaración oficial emitida, la escultura no puede analizarse de forma aislada, ya que su significado está completamente entrelazado con el monumento en el que se inserta. En la memoria colectiva de la ciudadanía, la pieza es identificada directamente como parte del conocido Monumento a Franco, lo que, según el Círculo, representa una vulneración directa de la Ley de Memoria Histórica y de Memoria Democrática.
La entidad artística tinerfeña recuerda que existen abundantes pruebas documentales, incluyendo artículos de prensa de la época, que evidencian la intención original del monumento: homenajear la partida de Franco desde Tenerife rumbo a la península, para liderar el golpe militar que desembocaría en la Guerra Civil española. Este contexto histórico convierte, según su visión, a la escultura en un símbolo incompatible con los valores democráticos y la memoria de las víctimas del franquismo.
“La propuesta de declarar BIC esta escultura resulta inaceptable desde un punto de vista ético y legal”, sostiene la Junta Directiva, que insta a las autoridades responsables de la tramitación del expediente a reconsiderar su decisión.
El Círculo de Bellas Artes subraya que este tipo de iniciativas suponen un intento de blanqueamiento del pasado dictatorial, al aislar el valor artístico de una obra que fue concebida como parte de un homenaje a un régimen autoritario. Por ello, reafirman su oposición a cualquier forma de reconocimiento oficial que implique conservar o revalorizar elementos que exaltan el franquismo.
Desde la institución se reitera la necesidad de respetar la legislación vigente en materia de memoria histórica, recordando que cualquier actuación patrimonial debe tener en cuenta no solo el valor estético o técnico de una obra, sino también su carga simbólica y su impacto social.