Con toda sinceridad, siempre he pensado que cuando un político utiliza la demagogia y las malas artes para permanecer en el poder, es como si degradaran La Democracia. Estamos en tiempos propicios para confirmar mis teorías, se cansaran de estrechar manos, de recibir besos, oiremos las mismas promesas de hace décadas, es decir, escucharemos los mismos discursos cansinos que llevamos oyendo desde las primeras Elecciones Democráticas.
Alguna vez me he reprimido las ganas de decir lo que pienso sobre algunos mediocres caraduras. Sí, de esos que a costa de lo que sea, pretenden perpetuarse en el poder desvirtuando el verdadero espíritu de lo que ha de ser un servidor público.
Como dice un amigo: A la política se va a servirla y no, a servirse de ella. Se espera que den ejemplo y que gestionen de la mejor manera posible los recursos públicos, al menos, mientras dure su periodo lectivo. Les recuerdo, que a nadie se le obliga a entrar en política, por tanto…
A estas alturas sorprendernos del comportamiento de algunos de estos elementos, sería de hipócritas despreciables. Hemos podido ver determinados comportamientos que han sido una constante en algunos miembros de “La Casta”. Sin embargo, hemos de ser honesto y reconocer que mucha de la culpa la tenemos nosotros por haber mirado para otro lado.
Sinceramente, no entiendo como algunos se empeñan en mantenerse en determinados cargos y otros, en mantenerlos donde ya no tienen cabida. Qué no podemos generalizar, por supuesto, faltaría más, pero hemos de poner todo el empeño para erradicar de la vida pública a todos esos parásitos sinvergüenzas.
Permitir que alguien se pueda perpetuar en sus cargos de forma indefinida, estamos propiciando que aparezcan los trapicheos y las corruptelas.
En política igual que en cualquier ámbito de la vida, evolucionas con los tiempos o te acomodas. Desgraciadamente todos conocemos a personajillos sin escrúpulos, ambiciosos, con muy pocas luces que cuando llegan a la política, provocan que suenen todas las alarmas de desconfianza. Y si no, miren a su alrededor.
Creo que uno de los fallos que tienen que corregir los partidos, es ignorar que tienen un problema con estos zánganos oportunistas. Entiendo que puede ser una forma de pagar los servicios prestados. Intentar regenerar la vida política, no es fácil, supondría tener desmontar estructuras complicadas.
Algunos tienen tanto apego al cargo, que pierden su capacidad de raciocinio. A pesar de todo, no se hace nada para que estos elementos no se conviertan en cargas para la sociedad.
Dicen que después de saborear las mieles del poder y disfrutar del uso de sus influencias, a estos impresentables se les hace muy difícil pensar en otra cosa que no sea la de permanecer en política. No saben hacer otra cosa…
De verdad, siempre he sentido admiración por esas personas que llegan a la política, con el convencimiento de querer hacer algo por los demás.
Gracias a que “los golfos y los irresponsables”, son los menos, pero por pocos que sean… se hacen notar. Se aferran a sus cargos y no ven como van perdiendo toda credibilidad e incluso, no se dan cuenta como desprestigian a las siglas que los han amparado entre sus filas.
Pienso que han sido las “Organizaciones Políticas”, quienes no han sabido elegir ni preparar a sus militantes para cuando tengan la oportunidad de desempeñar alguna responsabilidad institucional, sepan gestionar bien sus cargos. Comprobamos como en ocasiones, algunos confunden sus “dogmas ideológicos” con la defensa que han de hacer desde el desempeño de sus cargos en favor de los ciudadanos.
Alguien me dijo una vez: Amigo Toledo, de política no sabes Vd. una mier… (tal cual). ¡Manda frutos que ponen las gallinas! Y eso me lo dijo un Sr. apoltronado, que venían gozando de privilegios políticos desde las primeras “Elecciones Generales”, después de haber pasado por no sé cuántas “Siglas”. Jejejejejeje, lo que tenemos que aguantar.
Mi respuesta fue: Quien te ha visto y quién te ve, honestidad querido amigo, honestidad. Amigo, te has acomodado muy rápido a tener secretaria y coche oficial. Ejem, ejem. No olvido cuando me dabas el coñazo con tus teorías Bolcheviques. ¡De eso no te acuerdas!
No sé si tendré razón pero lo que he tratado de trasmitir, lo he vivido como una experiencia decepcionante.
Así lo pienso y así expreso.
Francisco Toledo Martín