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Durante el experimento, los investigadores estadounidenses analizaron los historiales médicos de más de 15.000 estadounidenses con edades comprendidas entre los 45 y los 64 años. En total, se registraron 691 casos de trombosis venosa.
Los científicos llegaron a la conclusión de que el riesgo de que se formen coágulos sanguíneos potencialmente mortales en las venas o en los pulmones aumentó 1,7 veces entre los que veían la televisión "muy a menudo".
Asimismo, el mayor riesgo de padecer trombosis no estaba relacionado con el índice de masa corporal o el nivel de actividad física de una persona.
Según declaró el encargado del estudio, Yasuhiko Kubota, "los resultados de la investigación muestran que incluso las personas físicamente activas no deben ignorar el riesgo potencial del sedentarismo y, en particular, de la exposición prolongada frente al televisor".
El investigador subrayó que es posible reducir el riesgo de tromboembolismo al mantener un peso saludable y mantenerse físicamente activo.