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¿Qué España se nos viene encima?

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LIBREDIARIO@DIGITAL / OPINIÓN / EDITORIAL 


Julio Anguita | 12/01/2018


Tengo la impresión de que mi país es una nave que marcha a la deriva, mientras el Gobierno, las fuerzas políticas y los sindicatos, los poderes económicos, los intelectuales, los medios de comunicación y un número elevado de los ciudadanos que lo habitan juegan al peligroso juego de engañar, engañándose.


Los informativos pugnan por ser los más aventajados en emular al desaparecido semanario español El Caso. Cataluña sigue en la primera plana, bien por descabellados autos judiciales, bien por interminables y superficiales declaraciones que ni siquiera pueden calificarse de sensacionalistas; por último, para el discurso oficial y el consumismo propio de la recién terminada temporada navideña, estamos en el mejor de los mundos posibles, el que enajena y a la vez hace desentenderse de una realidad sabida y amenazante. Mientras tanto, cabe preguntarse qué futuro tiene nuestra juventud. 


¿Qué España se nos viene encima?


El Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud ha hecho público recientemente un informe sobre el primer semestre del año pasado, relacionado con el acceso al empleo y a la vivienda por parte de nuestros jóvenes. En él se destaca que la tasa de desempleo en los menores de 30 años es del 29,7% y que el 48,9% de los ocupados están afectados por la temporalidad en todas y cada una de las especificidades que este problema presenta.


Pero hay otro dato que arroja sobre la inhibición generalizada un anticipo del futuro que espera a los españoles que hoy son jóvenes. El acceso a la vivienda de régimen libre en propiedad por parte de un joven de nuestro país supone más del cuádruplo de su salario anual.


Y si se opta por el alquiler, debe asumir que el arrendamiento medio en el mercado (767 euros al mes) le va a suponer el 85,4% del salario que percibe mensualmente. La situación de precariedad y falta de perspectivas ensombrece aún más un futuro en el que los hoy jóvenes estén en la edad de jubilarse.


¿Cómo podrán estimular el consumo (el que tiene carácter necesario y también el que resulta alienante) los miembros de una sociedad en la que subsistir cada día va a ser un ejercicio de habilidad circense y suerte?


Estoy seguro de que en España hay actualmente personas con elevada responsabilidad política y capacidad de convocatoria suficientes para arrojar sobre la opinión pública un aviso de alerta, que conciencie y sirva de revulsivo a los que ya sufren anticipadamente la complicada situación que se nos presenta mañana.


Pero deben abandonar lo accesorio, lo meramente ocasional y episódico. España, este país, va a morir a manos de los que dicen amarla tanto.



eleconomista

Libre@Diario