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El bodrio del debate andalúz

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Libre




Debate


Ya en la Edad Media se utilizaba la idea de bodrio para referirse a ciertos caldos o guisos, por lo general pobremente condimentados.


En la actualidad, la noción de bodrio se utiliza en sentido peyorativo para referirse a algo que no está bien hecho o que resulta de mal gusto. Por extensión se califica como bodrio a aquello que es aburrido.


El debate de anoche en la televisión autonómica andaluza, fue aburrido, tedioso y sin mayor interés que un telediario de ayer.


Los cuatro candidatos a la presidencia de la Junta de Andalucía, mostraron que el pueblo andaluz les importa unas docenas de gallinas jóvenes en vino agriado (lease, pollas en vinagre), cada representante de los partidos convocados en el plató para debatir, ante los casi 8,5 millones de andaluces, sobre los problemas y las soluciones a esos problemas que sufren los ciudadanos de la comunidad más extensa e importante del estado español, pudieron contemplar como los cuatro “primeros espadas” del Partido Popular, Ciudadanos, Adelante-Podemos y el Partido Socialista Obrero Español, intentaban convencer al personal de sus intenciones y su proyecto para cambiar el destino de los sufridos ciudadanos descendientes de Maimónides.


Técnicamente, la realización del debate fue mala de solemnidad, desde el maquillaje hasta la luz, pasando por la presentadora, todos estuvieron a la altura del debate, o sea un engendro televisivo.


Desgranando el contenido del rollo macabeo, podemos decir que fue más de lo mismo, pero tan mal hecho que se notaba la idiotez convenida del “pacto de no agresión” que duró menos que un caramelo en la puerta de un colegio.


Susana Díaz, mal maquilada, con los coloretes en la cara en plan payasa tonta del circo, se esforzaba en justificar lo injustificable, pretendía hacer creer que los 40 años de gobierno socialista empezaban a contar a partir de setiembre de 2013, y que lo anterior no era su culpa. Repetía incansablemente los “logros” conseguidos bajo su mandato en sanidad, empleo, y avances sociales, su discurso, ridículo, provocaba la hilaridad, dicho de otra forma descojonaba de risa al personal, tanto es así que las urgencias de los hospitales andaluces empezaron a recibir llamadas de personas que, victimas de la risa producida por el debate, tenían síntoma de haberse producido una hernia de hiato. El ridículo de la Sultana del Psoe andaluz llego al máximo cuando respondiendo a las acusaciones de corrupcion del Psoe con los EREs, se intentó lavar las manos, como Poncio Pilatos, escondiéndose bajo el ala de la chorrada “yo no estaba cuando eso...” y se quedó tan pancha. Quería dominar el debate, pero fue todo lo contrario, la peor de los cuatro que ya es decir.


De Teresa Rodríguez se esperaba más, mucho más, la imagen nefasta, embutida en una especie de capa verde, como queriendo decir ; “Aquí estoy yo, verde que te quiero verde...”, tontuna progre de los años 60, de Carlos Cano y la murga los currelantes, nerviosa, mal asesorada por su equipo de marketing, sin puta idea de lo que es una cámara de tv. Miraba al atril, buscaba las anotaciones en unos papeles que se les había traspapelado, hablando tan rápido que apenas se entendían sus palabras, si Susana Díaz estuvo mal, Teresa pudo haberla machacado y su novatada la dejó marchar sin darle el golpe de gracia, la estocada perfecta la tenía en la mano la morena de la copla.


Del representante de Ciudadanos, poco se puede decir, lo mejor es que siga dedicándose a su profesión y deje la política, y es que no hay en el mundo cosa más negativa que apoyar a unos delincuentes para que, con su colaboración, gobiernen a su antojo, previo pago de enchufar a unos colegas militantes de su partido en los chiringuitos de Susanita, lo intentó, por lo menos quiso pero no pudo.


Con respecto al Sr. Moreno Bonilla ¿que quieren que le diga? Es el representante perfecto del señorito andaluz, en la España de 1960, en la película Los Santos Inocentes donde una familia de campesinos trabaja a las órdenes de los señores de un cortijo. Aceptan con resignación todo tipo de humillaciones ya que asumen como algo normal su condición de seres inferiores. Mentía como un bellaco, metido en su papel de salva patria olvidaba que proviene de un partido mafioso cuyo capo no dudó en acabar con los derechos fundamentales de millones de españoles en beneficio de la banca corrupta y carroñera, la arrogancia, la prepotencia y la chulería con la que se expresaba nos quería dar a entender que con él al mando de la nave seguiríamos de puto culo, marcha atrás y esta vez en cuesta abajo.


Pobre pueblo andaluz, que buena gente si hubiera un buen estadista, que gran pueblo si llegase la persona capaz de revertir tanta riqueza en sus gente.




Verde que te quiero verde
verde viento verdes ramas
el barco sobre la mar
el caballo en la montaña.
Verde, que yo te quiero verde



Joaquín Hernández, periodista y analista político

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